Pero ver nevar por la ventana a 1100 metros también puede hacer que se acelere tu ritmo cardíaco. Y es que normalmente que nieve tanto a cotas tan bajas significa que más arriba aún tendrá mejor pinta. En ese momento, se dispara el piloto automático y sólo piensas en ir a disfrutar del paquetón que ha caído. |
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Y para que la sensación sea total, una sudadera con la que sentirte confortable dentro de tu chaqueta es lo mejor que te puede pasar. Te lo digo yo, que tengo mil pero que para esquiar sólo uso una, mi sudadera RIDER:
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1. Ancha, por si quieres ponerte debajo una tortuga.
2. Larga, para que no entre ni una pizca de frío.
3. Con capucha gigante, que te puedes poner encima del casco.
4. Con cuello dentro de la capucha, para estar bien tapadito.
5. Unisex, por si la quieres compartir.
6. Con style, para que realce ese flow que ya tienes.
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Llega el momento de vestirse… camiseta y pantalón térmico, tu suda preferida y equipo de nieve. ¡Vamos!
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Y es que esquiar con nieve recién caída es un gustazo de los buenos. Da igual el cansancio, las horas, da igual todo. Cada vez que inicias el descenso esa sensación de flotar sobre una nube de algodón puede con ello.
Y cada uno con su nivel, puedes disfrutar abriendo rutas por dónde aún no ha pasado nadie o bajando por tu pista preferida recién fresadita, es una sensación embriagadora. Yo no soy muy temeraria, pero claro que disfruto a tope abriendo mi línea y sintiendo cómo, aunque no te puedas ver las botas ni los esquís, estás flotando. Sube la adrenalina hasta las nubes. No hace falta mucha pendiente, hacen falta ganas de disfrutar a tope.
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Y tu, ¿has sentido esa sensación?
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¡Cuenta, cuenta!
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